lunes, 4 de octubre de 2010


Cuando Nagiko conoce a Jerome (The Pillow Book) le pidió escribir su nombre en el brazo, la escusa era la búsqueda de un escritor, luego éste se convirtió en su amante. El amor del amante es el entrañable deseo de la felicidad que cada ser humano atesora. Ser humano será, en este caso, solo el que debe “vivir”, los demás considerémoslos animales condenados a los actos innatos.

A pesar de haber comprobado esta odiosa realidad, mucho después de haber disfrutado mi primera de Greenaway, nunca desapareció de mi cabeza la idea de probar el sabor del pecado, comprobando así su delicioso sabor y su desilusionante condimento. La motivación es simple, “vivir”, otro acierto del cine de Greenaway.

A Georgina (The cook, the thief, his wife and her lover) se le arrebata este placer de “vida” y prepara con éste mismo su bizarra venganza. En algún momento de morbosidad absoluta, mi cerebro carburó una sentencia parecida (pero totalmente banal). Todos los deseos escondidos, las ilusiones más sinceras, las alucinaciones perfectas, son propias de este saber vivir. HEDONISMO INDISCUTIBLE, PLACER ABSOLUTO.

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