miércoles, 6 de octubre de 2010

Suicidio moral


Me pica el brazo y rascarme es lo único que me produce un repentino placer, por el momento, me hace olvidar el estrés y la angustia mental por la que estoy pasando. Se siente bien, una agradable oleada de cosquilleos que sacude mis vertebras, después desaparece y me fuerza a sumirme en la depresión.
La depresión por si acaso, no es originada por algún motivo sentimental. Gracias a Dios! (Pronuncio su nombre en vano y que?) La razón es más bien a causa de un enfrentamiento a la realidad. Nunca me había puesto ante ella y nunca pensé enfrentarla, y si esto es una guerra, no ha empezado y esto empeora en mayor medida mi situación.
Tratando de encontrar las armas a usar me tropiezo con la que creí sería la más fiel. El conocimiento, pero sin embargo sé que al momento de usar esta arma me sublevará su impotencia y me condenara a perder y me obligara a sumergirme aún más cual renacuajo espantado.

Confesar algo que no pensaste confesar, en el momento más inoportuno y en las situaciones más incomodas es una mierda!... peor si el que escuchará la confesión conoce por demás los detalles de la confesión mucho antes de que uno lo aborde, es un suicidio moral.

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